Vuillard |
Déjeme
morir en sus besos.
Déjeme
volar en su cielo.
Déjeme
nadar en su mar.
Déjeme
coger de sus flores
Y
cultivar en sus jardines.
Déjeme
respirar su aire.
Déjeme
tomar su sol.
Déjeme,
se lo pido, contar sus estrellas.
Déjeme
correr en sus campos.
Déjeme
navegar en sus suspiros
Y
bañarme con su lluvia.
Déjeme
escalar su sonrisa
Y
descubrir sus continentes.
Déjeme
comer de sus frutos.
Déjeme
dormir con su luna.
Déjeme
vivir en sus ojos
-cuevas
misteriosas-
Déjeme
oír su silencio
Y
contemplar sus palabras.
Déjeme
recorrer sus llanuras.
Déjeme
tropezar con sus piedras
Y
viajar en sus ventiscas.
Déjeme
bailar a sus noches.
Déjeme
recordar en sus olvidos.
Déjeme
brillar en sus auroras.
Déjeme
escuchar sus orquestas
Y
soñar en sus poemas.
Déjeme
arroparme con su resplandor.
Déjeme
vivir en su agonía
Y
observar sus eclipses.
Déjeme
hacerlo y serlo.
Pero,
por favor, no me deje a mí.
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