miércoles, julio 31, 2013

Para Siempre Conmigo

John Locke. Painting: Girlhood by Rae Sloan Breding

No fue sino verlo para darme cuenta que lo había soñado toda la vida. La brisa de aquel día era diferente. No era fresca ni calurosa. Era casi perfecta para hacer de dos personas dos enamorados. Casi.

Lo soñé toda la vida, a usted. Podría agradecerle a Dios, al Universo, a quien fuera, por haberlo encontrado. Sin embargo, sólo agradecí por haberlo visto. No fue más. Sólo lo vi, y confirmé que usted era el de mis sueños tiernos y románticos.

Estaba tan perfecto, siempre igual que en mis sueños. Nada pasaba por usted, ni los años, ni las nostalgias, ni las alegrías. Nada. Usted estaba intacto. Yo, en cambio, estaba maltratada por la vida. Mi corazón ya no se encendía por las pequeñas esperanzas que surgían para amar. No. Ya estaba casi muerto. Devastado. Sucio. Gris. No obstante, usted le dio vida. De inmediato toda la felicidad volvió a mi corazón, como un perro con la cola entre las patas.

La brisa aún entraba por la ventana. Todavía estaba mareada ante tanta alegría acumulada en mi ser. Y, aunque usted esté muerto ahora, puedo tener esta fotografía conmigo, que mantendrá su imagen fija, perfecta, por siempre.



0 comentarios:

Dí lo que piensas...