Beauty and the Beast by Arthur Hughes |
Esta
pregunta ha dado vueltas en mi cabeza. Confieso confusión. Quizás enfermedad
también. Lo he probado todo, porque estoy desesperada y la desesperación se
come mis noches, mi sueño, mi ser. Me he dado baños de poemas, he bebido
canciones enteras, caminado descalza en prados tiernos, susurrado a la
estrella. No obstante, no he podido curarme, quitarme esto que tengo, esto que
entra a mis pulmones cada vez que inhalo y me quema intensamente.
Le he
gritado a la luna llena en busca de ayuda, pero el grito es débil y se ahoga
veloz en un sollozo leve. Incluso, me he vuelto experta en atardeceres,
buscando una mísera respuesta a mi pregunta. Sin embargo, los atardeceres se
han ido tan rápido como han llegado, dejándome a merced de la oscuridad y la
incertidumbre. Las aves en la mañana, no obstante, suenan más hermoso que antes
y su canturreo melodioso parece decirme cosas que no alcanzo a comprender. Y
escucho atenta y paciente, con la esperanza de encontrar una respuesta
escondida.
El
tiempo, por su parte, no espera, sólo corre sin mirar atrás, sin detenerse.
Pero corre silencioso y precavido, porque no lo percibo. Sé que pasa, pero no
lo siento. Simplemente veo su rastro en mis ojos cansados, en mis uñas más
largas, en las flores marchitas, en el día más oscuro, en el café ya frío. Sin
embargo, el tiempo se va para perderse en el infinito y engancharse quizá en
recuerdos vagos. Y no vuelve real, ni se lleva esto que mueve mis entrañas,
esto que me arde en el estómago y me presiona el pecho. ¿Qué es esto que
siento? Esa es mi pregunta, esa es LA pregunta, la traducción de cada uno de
mis suspiros al verte.
0 comentarios:
Dí lo que piensas...